Sábado 16 de mayo, de 14 a 18h.
Lugar: Los libros del
Vendaval. Gral. Enrique
Martínez 836
Coordina: Claudia Cadenazzo*
Inscripción: loslibrosdelvendaval@gmail.com
Estas
son algunas de las preguntas que guiarán el recorrido de taller:
¿Cómo impactan en nosotros los hechos y noticias de
violencia que nos llegan diariamente a través de los medios? ¿Y en los niños y
jóvenes?
¿Se debe hablar del dolor que se nos
presenta como ajeno y distante? ¿Por qué? ¿Cómo?
¿Qué tipo de relación podemos encontrar
entre los medios y los libros-álbum? ¿Qué podría aportar esta puesta en
relación? ¿A qué habilitaría? ¿Cómo?
El
taller no tiene como objetivo brindar respuestas cerradas, pero sí el
poder pensarlas para pensarnos y hacer
en función de ellas.
Mientras esperamos el sábado 16 de mayo, día del taller, queremos compartir una parte de un artículo[1], de Ana Garralón que da cuenta del impacto y la influencia que tuvo en el reconocido autor de libros-álbum Maurice Sendak, la noticia del secuestro del bebé Lindbergh[2] en Nueva Jersey (EE. UU, 1932), cuando éste era niño.
<<(…)Sendak,[3](…)
nació en Nueva York en 1928 —el mismo día que Mickey Mouse, al que admirará de
por vida—, fue hijo de una familia de emigrantes judíos polacos. Como todos los niños, desarrolló pronto una
gran afición por la pintura y, en sus primeras obras, usaba recortes de
periódico que luego transformaba en pequeños libritos encuadernados por él
mismo. (…) Sendak no piensa que a
los niños haya que protegerles de la vida, y así, los deja abiertos a sus
contradicciones, explorando el mundo de los sueños y los deseos. (…) Sendak
sabe que los niños, a veces, se aburren y no saben cómo llenar sus horas
muertas. Quien haya leído Dídola, Pídola pon, o La vida debe ofrecer algo más,
apreciará enseguida la necesidad de escape y aventura que experimentamos en la
infancia.
Tapa del libro:
Algo ahí afuera. Harper Collins, 1981
|
“El
artista —dice Sendak en una entrevista— pone elementos de su obra que vienen de lo más profundo de sí mismo.
Los toma de una vena peculiar de su infancia, siempre abierta y viva”. Es de
esa vena abierta donde produce un libro como Algo ahí afuera, en el que relata el pánico que sentía de niño a
desaparecer, a ser raptado y no volver a ver a sus padres nunca más. Se
refiere a la época en que era cuidado por su hermana Natalie y, en su recuerdo
afloran hechos de manera inconsciente —el emparrado que no recuerda pero que
Natalie le confirma que existía— y, sobre todo, ese mundo sentimental y
absolutamente profundo de los temores y los deseos. Era la época en que
desapareció secuestrado el bebé de los Lindbergh, y él relata de esta manera
cómo fue vivido ese suceso trágico en las casas norteamericanas:
Solicitud sobre el paradero del
menor
incluida en los diarios de EEUU (1932)
|
[Esas preguntas] que todos los niños se hacen alguna vez, [estuvieron] muy
presentes en la vida y también en la obra del autor: ¿se irán papá y mamá y
nunca volverán? ¿Moriré yo? “A nosotros no nos gusta que los niños se preocupen
por las cosas, pero, por supuesto, ellos lo hacen, no tienen elección”.
Ed
Kalandraka, 2014
|
“Muchos padres y madres —dijo refiriéndose las críticas de
los adultos y a la inmensa popularidad del libro entre los niños— no saben todavía o no quieren entender, que
con la ayuda del libro y de los monstruos los niños empiezan a descargar esa
rabia que tienen en contra de sus madres. Descargando la rabia en los monstruos
empezarán a hacer frente a situaciones familiares, e irán encontrando caminos
para lograr un mejor equilibrio interior. Si los niños no pueden mejorar muchas
de las situaciones emocionales de su realidad diaria, sí lo pueden hacer en su
imaginación”.
De Sendak, (…), se podría decir que nunca abandonó sus fuentes infantiles:
ni los relatos que escuchó de su padre, que le sirvieron para poder crear sus
propias historias, ni su propia infancia, en esos sueños no olvidados. No es
casual que Sendak haya ilustrado, por ejemplo, los cuentos de Grimm de una
manera maravillosa inspirado en Durero pero añadiendo un barroquismo y
contención explosivos en pequeñas viñetas, o los textos de Georges MacDonald
—poblados de una simbología muy cercana a lo onírico. (…)>>
[1] Para leer artículo completo visitá: http://revistababar.com/wp/clsicos-infantiles-arnold-lobel-y-maurice-sendak/
[2] Para conocer el caso, el manejo de los medios, su impacto y
¿resolución?, visitá: http://principiodeidentidad.blogspot.com.ar/2009/09/el-secuestro-lindbergh.html
[3] El uso de negritas de
acá en más, tiene como objetivo resaltar las partes que consideramos más
relevantes en función del tema que nos convoca.